Primavera, verano, otoño... Y yo continuaba haciendo espaguetis. Como si fuera un acto de venganza. De la misma manera que una chica sola, traicionada por su novio, arrojaría al fuego las viejas cartas que éste le escribió, yo iba haciendo espaguetis, eternamente, en silencio.
En un bol amasé las sombras del tiempo ya vivido dándoles la forma de un perro pastor alemán, lo arrojé dentro del agua hirviendo y le eché una pizca de sal. Y me planté ante la olla de aluminio con unos palillos largos en la mano, sin apartarme de su lado hasta que el cronómetro de cocina soltó un gritito plañidero.
No podía quitarles el ojo de encima a aquellos tramposos. Porque parecía que los espaguetis se dispusieran a deslizarse fuera de la olla y a desaparecer en la oscuridad de la noche. Y de la misma forma que la jungla tropical engulle, sin hacer ruido, dentro de su tiempo eterno una mariposa de colores, así mismo la noche parecía estar aguardando, inmóvil, conteniendo el aliento, la llegada de los espaguetis.
Haruki Murakami
tiempo que no paso por acá , estaba extrañando las entradas , besos :)
ResponderEliminarQue hermosa entrada :) los espaguetis, ya me dieron ganas de preparar unos
ResponderEliminarHola! Nueva seguidora. Me encanto tu blog, es muy bonito. Si tienes tiempo pasa por el mio y sigueme :D Te espero ♥
ResponderEliminar♪Last time around ♫
Joder que ingenioso, me ha encantado, realmente bueno. Espero que sigas pasando a comentar un abrazo!
ResponderEliminar¿De qué libro es? Bonita foto. Beijinhos.
ResponderEliminarTienes un premio en mi blog :)
ResponderEliminarextrañaba pasarm por aqui un beso linda
ResponderEliminarRecien te sigo, me a gustado mucho tu blog & la entrada preciosa, un beso & abrazo esquizofrenico.
ResponderEliminarDichosos espaguettis, siempre traman algo, hay que ir con ojo!
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